“Más que la obra de un profundo observador de la Naturaleza , que lo es, se diría que ésta, en su labor creadora, se sirve de él para manifestarse ambos en íntima comunión y remontarnos técnica y formalmente a los orígenes del arte - soportes naturales, formas determinadas por la ley del marco y ofrecernos una obra espontánea, directa, sincera, sin artificios. Son sus criaturas animales algo más que formas naturales. Al revés que el ámbar que fosiliza al insecto, él las libera de la materia que las aprisiona – cuarcitas, areniscas, raíces,- y las dota de vida en una suerte de animismo a través de su mirada y las características propias – gracilidad, astucia, ferocidad…, de cada especie animal”.
> Manuel Rodríguez Jorge